Llar es una instalación interactiva que reinterpreta el fuego como símbolo de unión, refugio y conexión humana mediante el uso de tecnología inmersiva. Ubicada bajo una cúpula geodésica, su diseño busca recrear un espacio seguro y contemplativo, evocando la esencia de las hogueras ancestrales.
En el centro de la estructura, un sistema de iluminación LED dispuesto en forma de cilindro simula la dinámica del fuego real, respondiendo a la interacción de los visitantes a través de sensores de movimiento y proximidad. A medida que las personas se acercan, la intensidad lumínica y la paleta cromática del fuego digital varían, generando una experiencia orgánica y colectiva. Un sistema de audio sincronizado emite el crepitar de las llamas, reforzando la sensación inmersiva. Más allá de su carácter artístico y tecnológico, Neo-Fuego reivindica la necesidad de recuperar espacios de encuentro y convivencia en un mundo cada vez más fragmentado. La instalación no solo actúa como un recordatorio del fuego como punto de reunión en la historia de la humanidad, sino que también resalta su papel en la creación de vínculos sociales y en la construcción de comunidades. A través de una fusión entre arte, diseño interactivo y nuevas tecnologías, esta experiencia busca inspirar reflexión sobre la importancia de los espacios que invitan al ser y al estar, promoviendo la conexión entre las personas en la era digital.






